LO QUE NO SABÍAS DEL TEQUILA MEXICANO

 

El tequila mexicano es un aguardiente producido en una pequeña región de México que lleva el mismo nombre: Tequila, en Jalisco. Se produce a partir de la destilación del mosto fermentado obtenido del corazón de la planta del agave azul y es un testigo incuestionable del choque de dos mundos, pues nace a partir de una técnica traída del Viejo Continente para transformar un recurso natural ancestral de la tierra mexicana.

 El agave es una planta sumamente diversa (existen más de 200 variedades) y abundante que crece por todo el territorio mexicano. A mediados del sigo XVI (por ahí de 1550) el agave azul era una materia prima valiosa de la vida cotidiana: su savia era aplicada en la curación de quemaduras, picaduras de insectos y heridas de la piel, sus hojas se utilizaban para construir cobertizos, fabricar agujas, alfileres y clavos, cuerdas resistentes, elaborar papel y una vez que las pencas se secaban eran utilizadas como combustible. Y si el agave era quemado, sus cenizas se utilizaban como jabón, lejía o detergente. Pero hasta ese momento a nadie se le había ocurrido beberse el líquido fermentado de la planta, y una vez que los primeros españoles comenzaron a producirlo no lo tuvieron fácil.

El gobierno de la Colonia, para favorecer la importación de vinos y aguardientes españoles a América, prohibió la fabricación de productos americanos desde el inicio, condenando el tequila a la producción clandestina. Pero dicha producción (la demanda, en realidad) creció desmesuradamente en poco tiempo y como el gobierno necesitaba dinero, decidió autorizarla para cobrar los impuestos correspondientes. Gracias a esta jugada se pudieron costear obras tan importantes como la introducción de agua potable y la construcción del palacio municipal de la ciudad de Guadalajara.

 

Tequila Mexicano


El tequila era consumido por jesuitas, franciscanos, indígenas y todo aquél que quisiera sobrellevar la soledad e inclemencia de esos tiempos. Las nuevas generaciones de productores de tequila ya gozaban de cierta influencia política y 300 años después, con la Independencia (1821), llegaría también el rechazo a productos importados de España, así que el tequila mexicano se impuso por encima del vino y otras bebidas europeas.

El tequila gozó de buena fama durante un tiempo pero después llegaría el ferrocarril norteamericano cargado de aguardientes europeos, Porfirio Díaz y la preferencia de la clase alta mexicana por todo aquello que tuviera carácter francés, repudiando la bebida nacional y dejándosela a las clases populares. Tuvo que venir la Revolución Mexicana (1910) y el alzamiento de esas clases populares para recuperar el amor por las expresiones nacionales, devolviendo al tequila su lugar como rey indiscutible de la cultura e identidad mexicana.

El tequila volvía a afianzarse como líder del consumo nacional y desde las clases más humildes se introdujo en el cine, la cultura y las altas esferas. La industria cinematográfica tuvo mucho que ver, pues fue en la Edad del Oro del cine mexicano que se construyó esa imagen -no siempre real ni benéfica- del estereotipo del mexicano con poncho, sombrero y tequila en mano. Pero a la industria del tequila le vino bien y en 1940 la exportación alcanzó niveles insospechados (ayudó también que durante la 2da Guerra Mundial los norteamericanos no tenían suministro de whiskey).

Tequila Mexicano

A partir de ahí el consumo y la exportación mundial de tequila mexicano no paró de crecer. En México el tequila se bebe en bautizos, comuniones, bodas, graduaciones, cumpleaños de chicos y grandes y cómo no, cualquier domingo a medio día en la comida familiar. Por si fuera poco, hace unos años la UNESCO declaró como patrimonio mundial las antiguas instalaciones industriales y los paisajes de planta de agave en Tequila, el pueblo de Jalisco, y se designó el 24 de julio como Día del Tequila.

Como decimos en México: nadie sabemos la receta de la felicidad, pero de que lleva tequila, lleva tequila.